Ruth Beitia: «Me levantaba cada día con ganas de ir a entrenar, y así hasta el último día de mi vida como atleta»

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Texto de Ángela Ruiz Terán

192 centímetros de talento y 202 de gloria. Una ecuación perfecta cuya incógnita -sacrificio y motivación- supo despejar a la perfección Ruth Beitia durante los 27 años de trabajo que forjaron la historia de vida de una cántabra hecha leyenda en el atletismo español. Llevaba casi tres décadas midiendo la vida en centímetros, pero su andadura en el atletismo comenzó antes, “en un club honesto, el España de Cueto, con Juan Manuel de Blas”, recuerda Ruth, a quien el atletismo acunó desde que abrió los ojos por primera vez un 1 de abril de 1979. De padres jueces y con cuatro hermanos mayores vinculados al atletismo, Ruth solo podía ser atleta. Para la campeona olímpica cada domingo era un día especial, cuando toda la familia acudía junta al cross de turno. A los once años pasó a manos de Ramón Torralbo, algo que “ya tenían acordado entre Juanma y él porque sabían que mi tobillo era para saltar”, rememora. La gran capitana de la selección española tiene en su poder 16 medallas en grandes campeonatos, 29 títulos nacionales absolutos y 65 internacionalidades, entre ellas los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012, donde finalmente fue bronce, y el histórico oro en Rio de Janeiro 2016. Aquella noche en Río, con ese oro que la convertía en la única atleta española campeona olímpica, hizo brillar el inmenso Estadio Nilton Santos. Solo ella sabe qué le decía al listón en esas conversaciones previas, de tú a tú, a las que nos tenía acostumbrados antes de cada salto, para que cada vez que se enfrentaba a él saliera vencedora. Quizás le contagiaba esa motivación que desprendía en cada competición colectiva pues, “a pesar de ser un deporte individual, en el que la soledad del deportista es muy grande, me considero una atleta de equipo”, afirma Ruth, algo de lo que hizo gala en el mundial de Daegu, cuando salió a la pista en el 4×100 ante la lesión de Belén Recio en el último momento. “Si no corría, ellas no eran mundialistas”, recuerda orgullosa. Su inmenso legado deja también dos insólitos récords nacionales de altura.

– ¿Tenía ya claro, desde los once años que pasó a manos de Ramón, que lo suyo era la altura?

Con Ramón empecé a hacer un poco de todo, todas las pruebas de pista, y en la que más destaqué fue en salto de altura. Siempre digo que no elegí la altura, sino que la altura me eligió a mí. Los entrenamientos con Ramón eran muy divertidos, estaba acostumbrada a correr y era totalmente distinto a lo que había hecho antes. Eran muy variados y mucho más completos. Siempre había elementos de por medio, o había una valla o un listón, no es como cuando te dan el pistoletazo de salida y corres. Al principio era un juego, después empecé a tomármelo como si fuese un trabajo, una profesión, y al final acabó siendo mi pasión.

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– Ya en cadete quedó campeona de España en su primer Nacional de pista cubierta, ¿pensaba que podía conseguir todo lo que logró años más tarde?

No, nunca. Siempre he vivido el momento, aunque es cierto que sueñas con ello. Yo lo hice en los Juegos Olímpicos de Barcelona, viendo ganar a Cacho y con las medallas de García Chico o Daniel Plaza. Además, mi padre fue el primer olímpico de la familia en Barcelona, como juez de atletismo. Desde entonces sí que soñé con estar algún día en los Juegos, pero nunca pensé lo que me esperaba en mi vida como deportista. La verdad es que ha sido un sueño hecho realidad.

– La Albericia, ahora complejo Ruth Beitia, ha sido siempre su lugar de entrenamiento a pesar del hándicap que supone la climatología del norte para las pruebas más técnicas, ¿cómo eran los entrenamientos en la etapa invernal?

Fueron años muy duros pero yo creo que eso me ha forjado también como deportista. Un día decidimos no cambiar más los entrenamientos, porque evidentemente no podíamos hacer pesas durante tres días a cubierto y salir a saltar cuando salía un rayito. En los últimos años recuerdo algunas competiciones horrorosas. Un año toda la Diamond League fue prácticamente lloviendo. En esos momentos ahí estaba esa cántabra que se forjó debajo de la lluvia y el granizo. Creo que salió ese carácter que desde pequeña marcaron la lluvia y el granizo. Después, cuando apareció el módulo en nuestras vidas, empezamos a entrenar muchísimo más técnico, más real. Ya no era pelear contra el tiempo, peleábamos solo contra el listón.

– Primera mujer en saltar por encima de los dos metros, ¿qué supuso ese hito histórico para una joven de 24 años?

Recuerdo que fue en Avilés. Además hice dos récords de España, primero el 1.97, que fue ya algo espectacular, y luego quise poner 1.99 y mi madre me dijo desde la grada: “¡Qué haces, pon dos metros!”. Fue a las diez de la mañana, y recuerdo una sensación de alegría increíble, por primera y única vez una mujer saltando por encima de dos metros. Fue algo muy bonito, y estoy también muy contenta y orgullosa de haber hecho labor de equipo en el Torneo Federaciones. Por la tarde me tocó otra prueba, y ahí estuve, después de un récord de España histórico, haciendo otra prueba con Cantabria. He sido muy versátil en ese sentido y siempre he sido también atleta de selección y atleta de club. Esto es un deporte individual y cuando te juntas en grupo, cuando estás en una liga, o con la selección en una Copa de Europa o de Naciones, es muy especial.

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– Vivió cuatro Juegos Olímpicos pero hay dos que le marcaron de manera especial. Londres 2012 fue uno de ellos, ¿cómo recuerda esa cita?

Los Juegos de Londres fueron superbonitos, eran los últimos en los que iba a participar. Realmente creo que hasta ese momento hice la mejor competición de mi vida: cuarta y salté dos metros. Ahora ya puedo decir que salí con la sensación de que una de las atletas efectivamente se había dopado. La habíamos ganado toda la vida y, físicamente, su gesto, su cara, y su cuerpo habían cambiado totalmente. Han sido varias medallas las que me han dado o me tienen que dar tras un caso de dopaje, y es ingrato porque te están robando lo más bonito, que es el aplauso del público, la recompensa a tu trabajo por parte de los espectadores, subir al cajón, recoger tu medalla o ver ondear tu bandera.

– Donde sí subió al pódium, y a lo más alto, fue en Rio de Janeiro 2016, ¿cómo vivió la final del oro olímpico?

Llovía y la pista estaba completamente mojada. Eso de cara a una saltadora de altura que convierte una carrera horizontal en un salto vertical resultaba un hándicap. Además, habíamos pasado 17 atletas a la final -históricamente nunca había ocurrido- y me tocó saltar la primera, otro hándicap más. Yo era la que mandaba y no tenía capacidad de respuesta a lo que iban haciendo mis rivales. Desde el primer momento decidimos que tenía que pasar todos los saltos a la primera. Así fue hasta el 1.97, y al final de la competición, cuando quedábamos cuatro personas en dos metros y tiré el listón, aparecieron los fantasmas del pasado. En ese momento ya pensaba que me volvía a quedar cuarta. Primero saltó Demireva y lo tiró. Ahí nos miramos Ramón y yo, ya habíamos conseguido nuestro sueño. Después le tocaba saltar a Blanca Vlasic y, por ultimo, a Chaunté Lowe. Ambas lo tiraron. Sentí una explosión total de júbilo, éramos medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, algo histórico, independientemente de la marca. Me tiré al foso, trepé por la pared, le di el abrazo a Ramón y fue lo más bonito que nos pudo ocurrir.

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– ¿Cómo eran los entrenamientos previos a unos Juegos Olímpicos?

Para Río disfrutamos un montón de cada entrenamiento. En período competitivo apenas entrenaba, eran sesiones de calidad. Poníamos las vallas y el listón altísimo, estábamos en un momento mágico. Tenía ese equilibrio perfecto cuerpo-mente. Llegué pensando que podía conseguir una medalla, pero nunca que fuese el oro. Cada uno de los entrenamientos iba tomando forma para conseguir el sueño. La pretemporada pocas veces la hacía, en los últimos años la hacía patinando. Después ya empezaba con el período precompetitivo. Siempre he sido una persona supertrabajadora, que se conocía y sabía perfectamente cómo estaba. Cada sesión ha sido un aprendizaje continuo, Ramón ha crecido como entrenador y yo como atleta. Y nos hemos caído muchas veces. En el 2015, después de una competición en Praga que no entendí, en la que no dominé la pista, soñé que salía de parado y se lo comenté a Ramón. Al final de mi carrera deportiva, antes de unos Juegos Olímpicos, mandamos todo al garete y empezamos a salir de parado. Cambió totalmente la perspectiva, mi mente volvió a equilibrarse. Cada entrenamiento es a base de motivación, que siempre hemos tenido porque nunca nos creímos que habíamos llegado al cien por cien. Y eso ha sido un punto extra para durar tantos años.

– Aparte de los Juegos de Río, ¿qué otro momento guarda con especial cariño?

El mundial de Londres 2017 fue muy especial, además nos invitaba a hacer las paces con esa pista. Llegué con la sensación de no encontrarme bien. Ya tenía problemas físicos y tanto Ramón como mi equipo multidisciplinar me aconsejaron no estar en Londres, pero yo quise. En el 2011 en Osaka me prometí a mí misma que nunca vería una final más desde la grada. Pasar a esa final fue muy especial. Al día siguiente no fui capaz de saltar bien y quedé la duodécima. Cuando salía del estadio todo el público se iba poniendo de pie y me iba aplaudiendo. Fue algo espectacular. Lo que pude llegar a sentir ese día fue mágico y con el tiempo me di cuenta que era mi perfecta despedida, que lo que estaba haciendo ese público era despedirme. Realmente ya me había despedido un día en Londres –en los Juegos Olímpicos de 2012- y ahora tocaba hacerlo para siempre. Y si hay algo de lo que también estoy orgullosa es del premio al ‘Fair Play’ que me otorgó la IAAF. Creo que refleja lo que me ha enseñado el deporte como persona. Me siento muy orgullosa, no tanto de lo que hemos conseguido, sino de cómo lo hemos conseguido, a base de honestidad y trabajo. He tenido una vida plena y feliz, me he levantado cada día con ganas de ir a entrenar y así hasta el último día de mi vida como atleta.

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-Posee la plusmarca española al aire libre (2.02) y en pista cubierta (2.01), que también son récords cántabros, además del sub 23, sub 20, sub 16 y sub 14. Un legado que se tardará en volver a repetir. ¿Cómo ve el salto de altura a nivel nacional y regional?

Lo veo un poco nublado. Estando en activo he defendido esos récords con uñas y dientes, pero sí me apetece que alguien aparezca y tome ese relevo. A nivel español hay un grupito de saltadoras, con Una Stancev o Saleta Fernández, y parece que viene base pisando fuerte. Pero este deporte es muy complicado y desde que empiezas hasta que te haces una realidad ocurren muchas cosas, hay mucha gente que abandona. Es complicado que aparezca alguien que vuelva a estar por encima de dos metros y que se mantenga en el tiempo, pero ojalá. En Cantabria creo que el atletismo sigue latiendo con fuerza y que hay que aunar fuerzas en los distintos sectores y hacer un atletismo competitivo. El trabajo con la base es muy bueno y hay que seguir manteniendo a esa base para que en un futuro lleguen a conseguir lo que se sueña cuando eres jovencito.

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– ¿Qué cambios nota en el atletismo desde que entró en la élite mundial hace ya más de dos décadas?

Ha cambiado mucho, en algunas cosas ha retrocedido y en otras ha avanzado. Cuando era más joven había un montón de oportunidades de competición a nivel español. Era más fácil competir, no te tenías que regir por unas ligas o un campeonato regional. Ahora es más complicado, hay mítines muchísimo más cerrados. Sí que es verdad que las competiciones han crecido mucho a nivel mundial, con la Diamond League y el reconocimiento por parte de los medios de comunicación. Figuras como Usain Bolt son para el atletismo como Ronaldo o Messi en el fútbol, o Nadal en el tenis. Creo que ha habido un cambio de visión sobre lo que es el atletismo, pero hay que seguir trabajando. A nivel nacional creo que se ha dado un salto de calidad en todos los sectores. Ya podemos ver gente finalista en Europeos y Mundiales en todas las pruebas. También se está trabajando muy bien la base, cada vez hay más instalaciones y mejor labor municipal a nivel de escuelas y por parte de los clubes.

Biografía RFEA – Ruth Beitia

Vídeo – Juegos Olímpicos de Río 2016 (Competición)

Vídeo – Juegos Olímpicos de Río 2016 (Primera entrevista)

Vídeo – Juegos Olímpicos de Río 2016 (Celebración)

Vídeo – Juegos Olímpicos de Río 2016 (Recibimiento en Santander)

Vídeo – Juegos Olímpicos de Londres 2012 (Bronce)

Vídeo – Campeonato de Europa al Aire Libre de Amsterdam 2016 (Oro)

Vídeo – Campeonato de Europa al Aire Libre de Zurich 2014 (Oro)

Vídeo – Campeonato de Europa en Pista Cubierta de Gotemburgo 2013 (Oro)

Vídeo – Campeonato de Europa al Aire Libre de Helsinki 2012 (Oro)

Vídeo – Campeonato del Mundo al Aire Libre de Moscú 2013 (Plata)

Vídeo – Campeonato del Mundo en Pista Cubierta de Portland 2016 (Plata)

Vídeo – Campeonato del Mundo en Pista Cubierta de Doha 2010 (Plata)

Vídeo – Récord de España de Salto de Altura en San Sebastián (2.02)

Vídeo – Premio IAAF al ‘Fair Play’ tras este gesto con la italiana Alessia Trost

Vídeo – Ruth Beitia anuncia su retirada en  2017