Margarita Fuentes-Pila: «Ser olímpica no era solo un sueño, lo tenía en mis piernas, y me quedé en casa aun haciendo la mejor temporada de mi vida»
|Texto de Ángela Ruiz Terán
Imágenes: Agencias, Mundo Deportivo, RFEA y Eduardo Álvarez (FCA)
Despertar de un sueño para empezar a escribir otro. Así comenzaba el día de la pequeña de las hermanas Fuentes-Pila cuando una alarma sin opción de posponer le recordaba cada mañana qué le esperaba al otro lado de la dedicación y la disciplina diaria. En forma de grandes campeonatos Margarita fue encontrando la recompensa a tantos años de tartán, donde sus piernas hicieron de cada objetivo un recuerdo. Pero hubo uno que se quedó a décimas de serlo, los JJ.OO. de Pekín. Si el tiempo es oro, que le digan a la más rápida de las Fuentes-Pila qué valor tienen unas décimas. Margarita llegó al deporte organizado más antiguo del mundo “gracias a Abascal, a la carrera del colegio y a la inocencia de una niña que no sabía muy bien donde se metía”, reconoce mientras recuerda su momento preferido del día: “Deseaba que dieran las 5 en el colegio y que me recogieran en la furgoneta para ir a entrenar a la Vega de Pas. Fue una de las épocas más felices de mi vida”. Unos inicios en el atletismo muy ligados a los de Iris y Zulema, pero donde cada una encontró su hueco y sorteó sus propios obstáculos. Sin embargo, cuando se juntaban multiplicaban por tres todo sentimiento. El trío fue protagonista de un hecho insólito en el atletismo español. Tres hermanas, tres pruebas y tres objetivos distintos bajo un mismo techo, el del National Indoor Arena que albergó el Campeonato de Europa de pista cubierta de Birmingham en 2007. La elegante y poderosa zancada de Margarita en las dos vueltas a la pista la llevó también al Campeonato del Mundo de pista cubierta en Valencia y al Europeo bajo techo de París; y la subió a lo más alto del pódium nacional en 2008, cuando fue campeona de España de 800 metros. La plusmarquista cántabra de la especialidad disfruta ahora de otra etapa atlética que “le llena mucho más que buscar una medalla en un campeonato de España”, confiesa. “Soy feliz entrenando con los niños, corriendo por aquí con mis hermanas y haciendo desde una media maratón hasta unos 10 kilómetros, sin dejar de ser atleta”, afirma.
– Empezó a entrenar con José Manuel Abascal en Vega de Pas de la mano de su hermana Iris, uniéndose después Zulema. ¿En qué momento se dio cuenta de que su hueco estaba en algo más rápido como el medio fondo?
Creo que la base del atletismo es empezar por abajo sin explotar la resistencia porque al final eso se gana con el trabajo. Yo siempre he sido una chica más rápida, y mis entrenadores –José Manuel Abascal y también José Manuel Lara en aquel momento- lo vieron. Siempre había hecho de todo, pero se veía que había algo innato de velocidad en mí y decidí seguir por esa vía. En un regional benjamín recuerdo llegar a casa con mis cinco medallas colgadas al cuello: en peso, altura –una prueba que me encantaba-, vallas, 1.000, y 500, creo recordar. Pero sabía que me iba a dedicar a correr sobre todo porque mi entrenador era José Manuel Abascal. En cadete hacía 300 y 600, luego ya me pasé al 800. Lo largo me costaba muchísimo, quizás por mis características físicas. Es algo que te lleva, la prueba te escoge a ti, ves que se te da bien y que eres rápida y solo falta explotar esas cualidades que tienes.
– Siempre ha compartido el sueño de acudir a unos JJ.OO. con sus hermanas y aunque no pudo ser, se estrenó en un gran campeonato como absoluta con ellas, en el Europeo de Birmingham. ¿Qué significó ese debut absoluto en un Campeonato de Europa?
Fue el único que coincidí con mis hermanas, y aunque después estuve en más campeonatos, ese ha sido el más especial. Estábamos las tres en el mejor momento de nuestra vida atlética. Además ese campeonato me le puse ya de meta nada más empezar la temporada. La alarma del móvil cuando me despertaba a entrenar por las mañanas me ponía: ‘Campeonato de Europa de Birmingham’. En aquel momento estaba en Soria entrenando, llegaba de ser medallista absoluta de 800 metros en los Campeonatos de España y ya estaba corriendo en 2:03’. Veía que o me intentaba meter en grandes campeonatos, entrenar bien y cuidarme mucho o me quedaba atrás. Ese campeonato fue muy bonito. Además tuvo bastante repercusión porque tres hermanas en tres disciplinas como 800, 1.500 y 3.000, yo creo que se da muy pocas veces en la historia. Me acuerdo que tuvimos bastante repercusión en los medios, incluso en programas de radio que se dedicaban exclusivamente a hablar de fútbol.
– Un año más tarde, en el 2008, se vio a una Margarita en un gran estado de forma, siendo campeona de España de 800 metros en una etapa de mucho nivel para el mediofondo español, con Mayte Martínez a la cabeza, y quedándose a las puertas de los JJ.OO. de Pekín. ¿Cómo vivió ese año a contracorriente en busca de una mínima que prácticamente estaba hecha pero no acababa de salir?
Lo mismo que con Birmingham, estuve todo el año pensando en los JJ.OO. Mi marca la hice a principios de mayo en un meeting en Zaragoza. A raíz de ahí, era cuestión de tiempo el hacer la mínima, me quedaba a décimas, era algo que estaba ya casi conseguido y empezamos a mirar a los Juegos. Fue una frustración que en cada 800 que corría se repitiera lo mismo, a décimas de esa mínima, horrible. Estaba bien, fui campeona de España ese año, pero los nervios juegan malas pasadas y cuando buscaba la mínima en una gran competición no corría lo que tenía en mis piernas. Además, el 800 es una prueba de detalles. Esa era mi gran oportunidad y me fastidia no haber sido olímpica porque no era solamente un sueño, sino que lo tenía ahí, y me quedé en casa aun haciendo la mejor temporada de mi vida.
Durante esa campaña hacía competiciones muy seguidas en busca de la mínima, nunca me rendí ni pensé en ello. Yo estaba ahí para entrenar, para intentar ir al campeonato de turno en verano, ya fueran unos JJ.OO., mundial o europeo, y así fue y siguió siendo. Aquel año llegaba a casa, cambiaba la maleta y me iba a otra competición. Esas no son circunstancias buenas y pasan factura, pero estás buscando una mínima. Lo intenté hasta el último momento. Después del Campeonato de España tenía que correr la Copa de la Reina e hice a mi hermana Iris correr el 800 y tirarme y, otra vez, me quedé a poco. Hasta esa última carrera lo intenté, se cerraba el plazo de mínima a los dos días.
– ¿Ese sueño se ha convertido ya en quimera? ¿En qué momento se encuentra atléticamente?
Una quimera totalmente. En el 800 tienes que entrenar de una forma muy agresiva y eso, con una edad, no lo asimilas igual. Hay veces que me encuentro muy bien entrenando pero los esfuerzos son muy grandes para volver a estar ahí, te tienes que buscar la vida por otro lado, tienes que trabajar, no tienes las circunstancias idóneas para hacer atletismo al 100%. Hoy en día me da pena porque nosotros cogimos años más favorables atléticamente y ahora ves que tienes que dejarte la vida para tener una beca y para correr porque, aunque tienes más cosas a tu alcance que pueden ayudarte a correr, si económicamente no tienes un buen respaldo detrás, es inviable. Nosotras por aquel entonces sí teníamos becas, era otro tiempo. Yo estoy muy feliz corriendo por aquí con mis hermanas o con algún compañero de entrenamiento, a nivel regional, compitiendo con mi club –el Piélagos- y entrenando con los niños. Estoy disfrutando de otra etapa atlética que me llena mucho más que buscar una medalla en un Campeonato de España. Puedo hacer lo que me apetezca, desde una media maratón a unos 10 kilómetros, sin dejar de ser atleta pero sin el esfuerzo que te supone el serlo de alto nivel. Me permito muchas licencias, estoy disfrutando y olvidándome del cronómetro y de la pista.
– Venía del 800 y en los últimos años ha dado el paso al fondo y los 3.000 obstáculos, ¿cómo se definiría?, ¿en qué prueba se encuentra más cómoda?
Soy atleta de 800 y siempre me he sentido más cómoda en esas distancias. Hay veces que lo echo de menos, cuando voy a las ligas o veo el 800 en algún campeonato por la tele me sigo poniendo nerviosa. Cuando se ponen en la línea, cada una por su calle, se me ponen los pelos de punta porque eso ha sido mi vida. Sé perfectamente la sensación que pasas en cada metro del 800. Además mi fisiología y mi morfología son más de una chica de medio fondo e incluso para abajo pero me divierte mucho hacer unos 10 kilómetros o los 3.000 obstáculos. Es una disciplina que más o menos tengo controlada, salgo muy tranquila, eso hace que solvente bastante bien los 3.000 obstáculos, pero a ritmos realmente que no son de grandes campeonatos. Aparte de la sabiduría que te dan los años en carreras tácticas. Es una prueba que me pone muy nerviosa pero me divierte porque es totalmente diferente. Si llego a seguir haciendo el 800 a lo mejor no estaría tan contenta a estas alturas. El relevo es el relevo y hay que dejar paso a la juventud.
– Hablando del relevo, ha visto de cerca el futuro del atletismo cántabro entrenando a niños de categorías inferiores, ¿cómo ve el atletismo de los próximos años en la región?
Voy a competiciones con los niños y se ve a muchos con una raza y unas ganas increíbles siendo muy pequeños. Pero luego veo que son totalmente esporádicos. Es muy difícil que con el mundo que tenemos hoy en día alguien -a una edad como son los 15 años que es cuando te tienes que poner más en serio- decida dejar de lado la vida más social, estructurar muy bien al milímetro cada hora del día, entrenar fuerte, competir, estudiar… Hay chavalas que ya lo hacen, que están centradas, tienen ganas, pero hay que tener algo más innato y cuanto más pequeña sea la comunidad menos gente va a salir. Lo veo complicado pero ojalá me equivoque y el año que viene vea récords de Cantabria en todas las disciplinas.
– ¿Cuáles son sus próximos objetivos?
El que haya competiciones esta temporada lo veo complicado. Ahora sigo haciendo rodajes y ejercicios de fuerza, no me quiero castigar más de la cuenta, prefiero guardar las ganas y por ahora no hacer series y cosas que le supongan un estrés al cuerpo. En estos momentos estoy hibernando atléticamente, guardando energía. Estoy entrenando saludablemente, entreno con mis hermanas, rodajes por el pueblo, sin ninguna pretensión hasta que no haya competiciones. Intento no perder la cabeza porque hay veces que te pueden las ganas pero no pintas nada entrenando fuerte. Nosotras tenemos que saber gestionar perfectamente las fuerzas porque no somos unas jovenzuelas, no podemos regalar fuerzas como con 20 años. Es una pretemporada muy larga y hasta que no vea que hay en el horizonte una competición no haré nada más exhaustivo. A todos nos roban tiempo, y a las que somos más mayores más, pero hay que tomárselo con tranquilidad y esperar.